Vistas de página en total

miércoles, 22 de septiembre de 2010

50ª etapa Arneiro das Milhariças-Azembuja

12 de Mayo de 2007

Distancia:                   56,40 Km
Asc. Acum. :              464 m
Desc. Acum. :            472 m
Altura máx.:               148 m
Altura min. :               1 m.
Tiempo de marcha total:                13 horas  15 minutos
Tiempo de marcha en movimiento:    11 horas 36 minutos
Velocidad media en movimiento:      4,9 km./h.
Dificultad:                              4 por la distancia
Valoración:                             5,5
Señalización:                          Señalizado con la marcación de los Caminos de Fátima aunque escasa.

                Después de un gran desayuno y las atenciones recibidas por Basilio y su esposa, salgo de Arneiro a las 7:30 horas,
 sigo la carretera hasta Casais de Ferreira donde tomo un desvío a la izquierda ascendiendo a una cumbre, cruzo con tres peregrinos y continuo hasta llegar a la cima. Tomo un desvío a la izquierda, al fondo se ve Santos, mi siguiente destino. Son curiosas algunas construcciones redondas de piedra que hay en las zonas altas, pueden ser silos, aunque también pudiera ser que fueran defensivas en épocas anteriores.
 Cruzo Santos y a la salida tomo una pista asfaltada a la izquierda que luego se convierte en tierra batida, una pista tranquila y amplia por la que llego hasta Advagan, desciendo hasta una rivera y enseguida asciendo por una pista de tierra a la derecha, nada mas cruzar la rivera y que llega a una cumbre, cruzo una carretera y tomo una pista asfaltada que sale de frente y que continua por la cima de otra cumbre, buenas vistas a ambos lados, a la izquierda campos de cereal y casas de fin de semana. Comienzan a verse las quintas, que son el equivalente en España a los cortijos, algunas con muy bonitas edificaciones, algunas de tipo colonial, normalmente construidas alrededor de un patio porticado. Llega un momento en que la carretera no tiene salida y doy la vuelta para tomar un camino a la derecha en descenso hasta el valle y que finaliza en una carretera en construcción y con poca señalización, la tomo a la izquierda por intuición y acierto pues unos cientos de metro más adelante vuelvo a ver una marca. En el valle campos de cereal pero cruzo una rivera por un pequeño puente y subo a la mitad de la ladera contraria, siguiendo un camino asfaltado pero con mucha sombra de alcornoques,  madroños y mucho monte bajo. Sigo cruzándome con peregrinos que me dicen que voy en dirección contraria, llego a Azoia de Baixo un bonito pueblo donde hago una parada para tomar un cafecinho en el restaurante “O cantinho do Avo”, tiene buena pinta para volver algún día a comer. Continúo por una carretera sombreada hasta llegar a un cruce con la N-3 con mucha circulación, además tengo que seguir por ella a la derecha, tenía que haber tomado un camino de frente pero está prohibido el paso, un vendedor de frutas apostado en la carretera me lo advierte.


Tengo que andar esquivando coches, la carretera tiene poco arcén, paso bajo la autovía y comienza la entrada por una zona industrial a Santarém. A la altura de un cartel que anuncia un convento de los monjes combonianos, me desvío a la izquierda y paso por la puerta de un convento, ahora voy por una carretera paralela a la N-3 pero con poca circulación hasta llegar a una rotonda que tomo a la derecha para entrar en Santarem. Descanso en la plaza del Profesor Egas Muñiz, un grupo de amigos está comiendo en el parque. Después de la parada tomo dirección centro, dejo la bonita iglesia de Sta Clara a la izquierda, cruzo las calles de Santarém, es demasiado pronto para terminar, pero es una bonita ciudad para conocer, así que sigo mi camino, lo dejaré para una próxima vez. Busco en un plano de la ciudad la carretera de Junqueira por donde tengo que salir para llegar a Omnias, a la salida vuelvo a ver las marcas.
A Omnias llego enseguida después de pasar bajo el ferrocarril entre Santarém y Lisboa. Giro a la derecha, paso unas quintas y me meto en una carretera por la que avanzo algunos kilómetros, entre las marismas del Tajo, paso bajo el puente nuevo e inmediatamente tomo una pista a la derecha y a los 200 m. vuelvo a girar a la izquierda para ir por una pista paralela a la carretera que he dejado.
El calor comienza a apretar y no hay un árbol en la zona, terreno llano que comienza a ser productivo con grandes viñedos y cultivos de huerta hasta llegar al dique del Tajo una gran obra de ingeniería que nos permite caminar a nivel del mar y a veces bajo él. Giramos a la derecha y caminamos con el dique a la izquierda durante muchos kilómetros. Desde la salida de Omnias hay que llevar la cantimplora llena, son muchos kilómetros en zonas sin agua y sin pueblo o aldea donde poder rellenar, hasta llegar a Porto de Muge donde un bar me salva la vida: dos coca colas y un pastelillo para recuperar, en Portugal los pasteles son deliciosos, muy concentrados, con uno solo se queda satisfecho. Desde Porto de Muge a Valada voy por la carretera equivocadamente pues debía haber seguido junto al dique, así que a la primera de cambio vuelvo a mi camino y me alegro pues en Valada tienen una zona de playa con chiringuitos, muy bien acondicionado, por el borde del dique han cementado un camino con bancos y farolas y tengo una bonita vista desde lo alto del río a la izquierda y el pueblo a la derecha. Paso Reguengo para girar la derecha donde termina el alquitrán. Paso la Quinta de Alquimao, donde anunciaban un bonito restaurante dentro de la quinta, así aprovecho para ver una quinta por dentro. Entro pero el bar está cerrado así que doy la vuelta. Voy muy cansado llevo muchos kilómetros y 16 kg. a la espalda y el cielo se está oscureciendo, saco fuerzas de flaqueza y continúo por asfalto hasta un aeródromo, donde giro a la derecha por un camino de tierra, que luego se mete en una zona muy bonita al llegar junto a la Vala de Azambuja que es un canal de riego con presas canales y puentes que se levantan para el paso de pequeños barcos, una obra de ingeniería que fue construida por el rey Joao V en 1918. Llego a la carretera paso por uno de los puentes levadizos, ahora en reconstrucción para seguir la carretera que en kilómetro y medio me lleva hasta Azambuja.
Cruzo las vías del tren por el paso superior de la estación de Azambuja y enseguida encuentro alojamiento en el Residencial “Flor da Primavera”, una merecida ducha y me voy a cenar al restaurante “Redes do mar” cerca del alojamiento, no está mal, una buena dorada al horno y una ensalada y vuelta al redil, a dormir que hoy me lo merezco.

No hay comentarios:

Publicar un comentario