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sábado, 18 de septiembre de 2010

44ª etapa Castelo Branco-Bugíos

6 de Mayo de 2007

         Distancia:                   28,70 Km
            Asc. Acum. :             587 m
            Desc. Acum. :           700 m
            Altura máx.:              400 m
            Altura min. :              167 m.
            Tiempo de marcha total:      8 horas  4 minutos
            Tiempo de marcha en movimiento:    6 horas 48 minutos
Velocidad media en movimiento:      4,5 km./h.
Dificultad:                              4
Valoración:                             7,5
Señalización:                          Sin señalizar

                Una etapa dura, de las que se dan pocas veces, pero con un poco de todo, para que uno no se aburra durante el camino. La Pousada de Juventude de Castelo Branco es magnifica, moderna, bien organizada y al parecer la red de Pousadas de Juventude de Portugal tienen una pinta como para hacerles una visita. El desayuno era a las 8:30 h. un poco tarde para mi pero el chico que ha estado de noche, se ha metido en la cocina y ha puesto a calentar la leche un poco antes, luego a las 7:45 ha llegado la señora de la cocina y me ha preparado un gran desayuno: café, dos bollos de pan, un plato con queso y fiambre y otro con mantequilla y mermelada, un yogur y un zumo. Dormir y desayunar por 11,5 €, hay que aprovechar estos sitios.
Comienzo la marcha a las 8:15, tomo algunas calles hasta llegar a las inmediaciones de la vía de ferrocarril, tomo a la derecha la calle más cercana a dicha vía, esta calle se une a la carretera nacional. Después de pasar una gasolinera, descubro un carril entre la carretera y la vía, lo sigo hasta un paso sobre la vía, yo sigo de frente por una carretera abandonada. Al otro lado de la vía va una pista que también se puede aprovechar. Sigo la carretera abandonada y cruzo por encima de un puente en construcción y continúo por la carretera abandonada, a mi derecha dejo varias explotaciones madereras, dos ciclistas paran delante de mí, le indico mi camino a Benquerenças y me dicen que es el mejor que puedo seguir. Salto una alambrada para salir a la carretera nacional, es mejor seguir la carretera que traemos hasta la rotonda. Sigo por la carretera nacional para llegar a la rotonda o mas bien un cruce de carreteras, tomo la dirección Benquerenças, paso un puente inferior bajo la carretera y enseguida me planto en el pueblo.
 Entro por la rua das Ameirinhas, giro a la izquierda por la calle de la iglesia a donde llego y me tomo un ligero descanso. A los 15 minutos reinicio el camino, en las afueras del pueblo un matrimonio y un chaval joven me dicen que no existe camino que me lleve a Carapetosa y que es una zona muy dura de monte la que tengo que atravesar, cosa que no tardaré en comprobar. Salgo del pueblo ascendiendo hasta una pista principal que tomo a la izquierda, entre jaras y cantuesos, pinos y eucaliptos, una verdadera maravilla, pero la cosa se complica, la primavera es bonita para algunas cosas pero no para el exceso de vegetación. Llego a un barranco, sigo una pista de madereros en descenso hasta unas terrazas abandonadas donde hay olivos, desciendo evitando las terrazas hasta el arroyo, lo cruzo y encuentro un senderito casi desaparecido y cerrado por el exceso de vegetación, intento no perderlo hasta llegar a un cortafuego y del cortafuego a una pista que me lleva a zonas mas habitadas,
dejo a la izquierda Amarelos y la vía de ferrocarril en medio, paso un bosque de eucaliptos y una estación de ferrocarril que se queda a la izquierda, llego a un bosque de pinos  y a la carretera que se dirige a Carapetosa donde hago un merecido descanso antes de cruzarla.
 Como un poco, cruzo la carretera y tomo la pista de la izquierda, muy agradable y que me lleva durante un largo trecho en medio de bosques fenomenales que este verano volverán a sufrir el azote de los incendios.
 La pista finaliza en una bonita zona considerada como playa fluvial y zona de recreo pero a pesar de ser domingo, no hay nadie, de frente el río Ocreza muy ancho, profundo y con bastante agua, hay una presa artificial de piedras y cemento, me quito las botas y me las cuelgo al cuello,
 lentamente voy cruzando por el borde de la presa, no es complicado y pasando despacio, se pasa bien aunque hay veces que resbala, así que me apoyo con los bastones. Han sido unos 40 m. con la mochila y las botas a cuesta pero ya estoy al otro lado, aprovecho para disfrutar del magnifico sitio, descanso para relajarme y tomar el sol. Retomo el camino por un sendero que sigue un bancal paralelo al río y que desemboca en un carril de madereros que tomo en ascenso, hasta subir a la cuerda y tomar una pista principal a la izquierda que va cresteando hasta que comienzo a descender de nuevo hasta llegar a orillas del Ocreza a la altura de un arroyo que desemboca en el río, es una zona arenosa en la que aprovecho para darme un baño, hace mucho calor y se agradece el baño. De nuevo toca subir, lo hago por unas terrazas hasta llegar a un carril maderero donde se encuentra un hombre con su camioneta Nissan, hicieron buen negocio los japoneses en Portugal. Charlamos un rato y me indica el camino a Bugios, mi destino de hoy, asciendo hasta la cresta desde donde diviso Bugios, las abejas están en su apogeo así que tengo que evitar como puedo las colmenas. Al fondo en la sierra diviso un molino eólico a la izquierda de mi paso de mañana por la Foz de Corao. A la entrada del pueblo hay una fuente donde calmo la sed, en los últimos kilómetros ya me había quedado sin agua. Me acerco al bar de Bugios donde se concentra la gente en estos pequeños pueblos de la sierra, al poco tiempo hago un gran número de amigos,
 El del bar es padre de José Gonzals que es militar de la guardia republicana, un tío que siempre se está riendo, no se ha quedado a gusto hasta que no me he acomodado en el club social de Bugios, luego está Bernardino el guardaríos, ahora está jubilado, Antonio Andrades el taxista de Lisboa, hemos tomado unas cervezas, luego he cenado y he vuelto al bar a charlar un rato con Bernardino hasta las 22:45 que se ha alargado la velada, después al saco que mañana hay que madrugar.

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