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lunes, 30 de agosto de 2010

12ª etapa Monasterio de la Buenafuente del Sistal-Ocentejo

10 de Marzo de 2005



Distancia: 29,77 Km

Asc. Acum. : 1.123 m

Desc. Acum. : 1.375 m

Altura máx.: 1.192 m

Altura min. : 853 m

Valoración: 8

Señalización: Buena hasta el puente de Taguenza y Huertahernando, desde aquí muy mala hasta Ocentejo, esta variante está muy mal señalizada.


Aunque parece que está bien definida, la salida desde el monasterio no está nada clara, hemos desayunado algunas galletas ya que anoche nos olvidamos comprarle a Vicente leche y algo para desayunar y a continuación hemos cerrado la puerta del local donde hemos dormido, la hora de salida 8:40. Después de subir las escaleras, giramos a la izquierda y penetrar a través de un pequeño arco como si lo que hiciéramos fuera entrar al monasterio, este arco nos lleva a un camino ascendente que en realidad es un calvario, bordeado por pequeños cipreses que deben utilizar los ancianos de la residencia, porque las monjas son de clausura.
Por este camino llegamos a un collado volteamos y descendemos por una pista bien marcada hasta cruzar el Arroyo de los Arenales, giramos 90º ascendiendo a partir de aquí a la derecha por un camino entre pinos.
Al llegar de nuevo al alto se divisan unas bonitas pistas de los campos a pie del Tajo, quizás estas vistas son las que nos despistan y nos hacen continuar por la pista que traíamos, cuando en realidad hay que desviarse a la izquierda por un sendero en descenso. Esta pérdida hace que nos retrasemos una hora, ya que descendemos por la pista durante media hora antes de darnos cuenta de nuestro error, subimos y bajamos intentando encontrar marcas pero nada, así que volvemos sobre nuestros pasos hasta encontrar la desviación.
 De todas formas la guía marca la desviación a la derecha, y el track que indica la guía va bastante más arriba de la ladera del camino real así que todo se unió para despistarnos. Al tomar el sendero descendemos en bastante pendiente con unas bonitas vistas, hasta los campos indicados anteriormente, continuando por su borde para subir hasta un pequeño collado y descender vertiginosamente hasta el Puente de Tagüenza, una preciosidad de lugar que une las dos paredes del cañón en el lugar en que parece que se juntan sus paredes.
Aquí tenemos que decidir si tirar por el camino real o sea por el Hundido de Armallones o respetar la restricción, ya que está prohibido el paso por el Hundido entre febrero y junio, en ese caso tenemos que ir por las Hoces de Ablanquejo. Decidimos respetar la restricción y después de descansar y reponer un poco tomamos el camino a la derecha desde el borde del Puente de Tagüenza ascendiendo por la pared del cañón, este camino además de estar señalado como gr. también tiene las marcas de un sendero local. La subida es muy bonita y se alterna con zonas llanas y bosques de pinos muy bonitos.
 Al final de la subida llegamos a Huertahernando donde hay hostal rural y sorprendentemente un bar que lleva una señora de Madrid, muy simpática, charlamos un rato acompañados por unas cervezas y un saco de cacahuetes que la señora rellena cada vez que terminamos con el plato, al terminar llenamos las cantimploras y volvemos a salir del pueblo por donde hemos entrado para volver a encontrar las marcas que nos llevarán a Canales de Ducado,
primero por la carretera y a 300 m. por una pista a la izquierda que circula por la planicie situada en la altura entre un bonito bosque de sabinas. La señalización es buena como sendero local ya que las marcas rojas y blancas ya no existen. Al llegar al borde del cañón descendemos fuertemente por la pista hasta cruzar un arroyo remontando hasta un pequeño collado donde de golpe la señal desaparece, dejándonos en mitad de la nada, intentando orientarnos para poder llegar a Canales de Ducado. Descendemos desde el collado y lo hacemos monte abajo, salvando algunas zonas cubiertas de maleza, en este descenso encontramos un fósil de una concha que pesaría lo menos tres kilos, y que no pudimos llevar por supuesto por el peso. Como digo descendemos monte abajo hasta llegar al río Ablanquejo donde buscamos un lugar para cruzar, lo hacemos no sin cierto riesgo de caer al agua. En el fondo del barranco, intentamos descubrir algún sendero que ascienda por la otra pared del cañón, encontramos una marca roja y blanca y decidimos seguirla pues la orientación es buena, y el camino se hace cada vez mas evidente, ascendiendo por una canal situada en la pared, hasta llegar a la planicie contraria al otro lado del cañón y donde se encuentra situado Canales de Ducado. Cruzamos el pueblo sin ver a nadie hasta llegar a la salida donde hay un cartel muy claro que nos indica el camino de Ocentejo.
Hacemos una parada para reponer después de la paliza que nos hemos dado y continuamos un poco apretados de tiempo, ya que son las 17:30 h. Al principio sin problemas por una pista donde las marcas cortan las curvas por medio de pequeños senderos y que al final vuelven a perdernos, así que tenemos que utilizar nuestra intuición y los GPS para ascender hasta un collado siguiendo los cables de electricidad y que imaginamos nos conducirán hasta Ocentejo, descendemos a continuación por un barranco muy cerrado donde un sendero cruza un arroyo en varias ocasiones, divisando el pueblo al final del cañón.
Llegamos a Ocentejo a la puesta de sol, según la guía tenemos restaurante, pero al llegar vemos que el restaurante existe pero que abren solo los fines de semana, de todas formas el dueño nos sirve unas cocas, un poco de doping para restaurar nuestros cansados cuerpos. Ya de noche colocamos la tienda a la salida del pueblo, hace bastante frío, también tenemos un lavadero al lado que aprovechamos para lavarnos, cenamos y telefoneamos, deseando meternos en el saco, cosa que hacemos a las 22:00 horas.

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